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Las 7 causas más frecuentes por los que ladran los perros

perros ladran

La mayoría de los  ladridos de los perros responden a ciertos patrones conductuales comunes, independientemente de la raza. No obstante, es cierto que hay perretes más ladradores -pero poco mordedores- que otros, y esto puede tener su origen en las características propias de la raza, en la educación o simplemente el entorno que lo rodea, que han generado este hábito concreto en ellos. Por ello, como humano, es importante siempre tener en cuenta el lenguaje corporal de nuestro peludo, porque podemos descubrir distintas o nuevas razones por las que nuestro camarada reacciona de tal manera. 

La clave para comprender estos ladridos es observar su lenguaje corporal y luego el estímulo o escenario que causa el ladrido.En muchos casos, simplemente entendiendo el por qué puede ayudarnos a reconfigurar detalles en su rutina que eviten los ladridos no deseados. Para orientarnos en esto, vamos a ver las 7 causas más frecuentes por las que ladran los perros:

Ladridos de emoción

Estos los reconoces inmediatamente por su inconfundible entusiasmo. Suele suceder cuando llegas a casa o coges la correa, suelen ser ladridos de tono alto e intermitentes hasta que la emoción va disminuyendo.

Muy probablemente irán acompañados de un movimiento de la cola y una posición del cuerpo alerta, pero feliz (orejas levantadas y cabeza levantada).

También es común que giren en círculos o golpeen rápidamente con los pies. Que a más de uno le falta subirse por las paredes como Spiderman. ¡Qué tiernos!

Ladridos que buscan atención y comida

El reclamo muchas veces viene acompañado de una larga serie de ladridos únicos con pausas entre ellos. Buscan llamar tu atención y a través de su lenguaje corporal podremos observar que está más tranquilo que con la emoción. La cola, en este caso, puede estar recta o meneándose y las orejas en posición natural o en atención.

Sin embargo, cuidado con este tipo de ladridos, porque si lo hacen para recibir golosinas, por ejemplo, y obtienen lo que quieren cuando ladran, eso les enseña que sus ladridos son efectivos. Y eso, amigo mío, puede ser peor que un niño con una flauta nueva.

Ladrando de aburrimiento

Es otra manera de llamar tu atención. Cuando están aburridos pueden ladrar para llamar tu atención o para tratar de involucrarte en el tiempo de juego. ¡Diviérteme, humano!

Esto puede ocurrir cuando tu perrete no es estimulado mental y físicamente lo suficiente. Así que trata de mantener los paseos diarios, los rompecabezas, el tiempo de ejercicio y juego para  prevenir el aburrimiento. Esto en algunos despeluchados es fácil de detectar porque son ellos directamente los que te traen el juguete a tus manos. 

Son ladridos, por lo general, más bajos y su lenguaje corporal es similar al comportamiento de búsqueda de atención o podrían mostrar una posición neutral.

Miedo, ansiedad o ladridos territoriales

Los ladridos defensivos a menudo se escuchan cuando hay un estímulo claro, como una persona extraña que se acerca a la casa, otro perro cerca o estar atrapado en una posición sin una ruta de escape clara. Pero no siempre lo identificarás a la primera. Recuerda que ellos tienes los sentidos mucho más desarrollados y puede que no veas qué estímulo lo mantiene alerta. No siempre será tan claro como cuando llega tu cuñado. 

Estos ladridos suelen ser más profundos y continuos, y pueden tener un gruñido asociado. Para los perros ansiosos o miedosos, su lenguaje corporal generalmente incluirá una cola entre las piernas, el pelo erizado y una postura de cabeza baja.

Si se trata simplemente de un ladrido territorial, entonces la postura del cuerpo puede incluir tener las orejas y la cabeza en posición de atención y la cola recta. En ambos casos, notaremos su cuerpo en tensión.

Ladrido de dolor o malestar

En esto, amigo, los perretes son como nosotros. Ladrarán para comunicar su dolor o malestar. Este tipo de ladridos es fácil de identificar cuando tenemos constancia de algún golpe. Sin embargo, en otras ocasiones podemos no detectarlo tan claramente. 

Suele ser un ladrido más agudo y entrecortado, aunque esto dependerá de la intensidad y frecuencia del dolor. Si por ejemplo ladra cuando lo acaricias, es posible que algo le duela o que esté anticipando el dolor al ser tocado. Esta es una señal para llevar a nuestro colega al veterinario para ver qué le pasa.

Ladridos reactivos o por sorpresa

Al igual que con los humanos, es una respuesta mayoritariamente involuntaria a la sorpresa o el miedo, como cuando te llega una carta de Hacienda. 

Suele ir acompañado de un sobresalto y su lenguaje corporal puede variar, ya que adoptará la postura que le pille como quien dice, ya que no estaba preparados para ladrar en primer lugar.

Ladridos debido a la demencia

Al igual que nosotros los humanos, los perretes se hacen viejitos y también sufren un deterioro cognitivo. Así que es probable que muchos ladren por la noche o hacia algo que no parece estar allí. Es el clásico “¿Han llamado?” de nuestros abueletes, así que es ley de vida, amigo. Igualmente, si notas algo verdaderamente inusual y repetitivo como que ladre en un rincón o en una pared durante la noche, no descartes ver con su veterinario algunas pautas para hacer que nuestro incondicional se sienta más cómodo. 

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