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Consejos para que tu perro no le tenga miedo al secador

Positivizar el secador

Llega el frío y los baños de agua calentita tan reconfortantes. Sin embargo, este placer tan apreciado por los humanos, no suele ser replicable en nuestros compañeros peludos. Si bien es cierto que hay ciertos perretes que los ves en la peluquería canina con aire disfrutón, como si hubieran nacido para esto, la realidad en casa suele ser otra. 

Y es que, tras el baño, muchos hemos tenido que lidiar y negociar con nuestro escurridizo amigo para que se acerque al secador. ¿A qué se debe esta alergia que les tienen?

Los motivos pueden ser varios pero, principalmente, la razón radica en que este electrodoméstico, por lo general, emite un ruido alarmante y ráfagas de aire no deseadas que mantienen a nuestro bichillo en estado de alerta. Además, como ya sabemos, los perros tienen un sistema auditivo muy sensible por lo que es normal que se sientan amedrentados y traten de huir de esa tormenta desconocida. 

Pero, al igual que otros hábitos, podemos acompañar a nuestro amigo para que este difícil trance se convierta en una rutina menos desagradable para ambos, aunque sabemos que muchos os divertis viendo a muchas de esas bolitas de pelo convertidas en esa flaca fisonomía a la que quedan reducidos tras el baño. Así que con paciencia, metodología, perseverancia y amor, podemos conseguir que nuestro amigo empiece a sentirse cómodo con el ruidoso lanzallamas. Veamos algunos consejos para familiarizarlo con este:

Introducir el secador de forma positiva

En esta  fase trataremos de presentar el secador de manera positiva. En un contexto de tranquilidad, debes trabajar una armónica convivencia con el secador. Poco a poco, expondrás este objeto de manera positiva incluso premiando a nuestro amigo para que lo asocie positivamente. En esta primera fase no debes moverlo, ni encenderlo. Deja que el explorador lo olfatee e investigue y lo empiece asociar positivamente, por ejemplo, con una de nuestras deliciosas galletas (link a galletas).  

Úsalo tú delante de él

Una vez que ya has trabajado lo suficiente este refuerzo positivo, el segundo paso será usarlo tú. En el mismo espacio, empezarás a usarlo tú de forma suave y transmitiendo mucha serenidad. Déjalo en el suelo, a su alcance, y premia cada acercamiento a este, con palabras o chuches. Repite esta dinámica varias veces usando cada vez más tiempo el secador. 

Úsalo con él escalonadamente

Una vez, hemos conseguido crear un entorno tranquilo alrededor del secador, pasaremos muy sutilmente a usarlo con él. Para ello es importante que te cerciores que él se siente relajado y cómodo. Empieza usándolo tú con normalidad, hablale y deja que se acostumbre inicialmente al ruido mientras “te secas”. Cuando lo veas habituado, puedes empezar a dirigirle suaves y cortas ráfagas de aire tibio, desde abajo, a la vez que lo acaricia y le hablas suavemente. Mueve suavemente el secador en cada zona para no quemarlo y presta atención a su lenguaje corporal.Y recuerda, ¡la recompensa es la madre de la ciencia!

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