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Terapias con perros en prisión

Terapias Perros Prisión

La prisión es un lugar aterrador con el que muchos de nosotros alguna vez hemos tenido alguna pesadilla, muchos internos no logran adaptarse a ella y existen algunas terapias para ayudarles a integrarse, y sí amigos, los perros también juegan un papel muy importante en estas. 

Los perros consiguen conectar con personas que pueden tener una sensación de aislamiento o no se relacionan con otras personas, consiguiendo que se abran emocionalmente y facilitando la labor de los psicólogos, la compañía de los perretes también consigue reducir la ansiedad y la depresión, facilitando las relaciones entre internos y en consecuencia facilitando la convivencia, reduciendo las situaciones problemáticas. 

Los perros son escogidos atendiendo a diferentes criterios: carácter, sociabilidad, edad, etc. Son rescatados en diferentes protectoras de animales, y tienen que pasar una prueba para comprobar si son aptos para este tipo de terapia.

Cuando son aptos se meten de lleno en el programa, suelen hacerlo en parejas para que los animales estén siempre  acompañados.

Con antelación se mandan sus cositas, (cama, juguetes..), para que el interno pueda ir ilusionándose y creándose expectativas ante la llegada de su nuevo compi. 

Las tareas que deben realizar los internos son las siguientes:

  • Cuidarlos
  • Sacarlos a pasear
  • Llevarlos a diferentes lugares del recinto para que puedan relacionarse con otros internos
  • Controlar todo lo relacionado con su salud siguiendo las directrices de los veterinarios

                                                                                                                             

Los beneficios de este tratamiento son múltiples:

  • Mejora de la autoestima
  • Desarrollo de las actividades sociales, mayor participación en diferentes actividades que organiza el centro
  • Control de la agresividad, mejora en el seguimiento de las normas
  • Mejora de estado de ánimo en general
  • Mejora de las relaciones tanto con compañeros como con las diferentes personas que desarrollan su trabajo en estos centros penitenciarios
  • Mejora considerable de las relaciones familiares

En definitiva, para las personas privadas de libertad un perro les ayuda a tener actitudes más flexibles y sanas a relacionarse mejor con otras personas y sobre todo a ver la vida con un poquito de esperanza, y con mucho más amor. 

Seguro que a nadie le sorprende. 

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