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Cómo introducir un perro o gato en el mismo techo.

perro gato casa
Seguro que más de una vez has pensado en ampliar la familia y tener un perro y un gato bajo el mismo techo.
Y probablemente también te ha frenado esa famosa frase de “Llevarse como el perro y el gato”; porque a nadie le apetece que su hogar se convierta en un Gran Hermano mal avenido. 

Es cierto, por su naturaleza, perros y gatos tienden a llevarse mal, pero por suerte no siempre tiene que ser así. Perros y gatos pueden convivir felizmente, llevarse bien e incluso jugar juntos y hacerse compañía. Todo es cuestión de entenderse...

Y para entenderse, qué mejor que aprender el lenguaje del otro. Perros y gatos se comunican de formas diferentes, por ejemplo, un perro enfadado gruñirá y arqueará la espalda, mientras un gato muestra sus pocas ganas de tenerte cerca moviendo el rabo de derecha a izquierda... Es decir, tienen formas distintas de comunicar un mismo sentimiento, así que si logran saber qué le pasa al otro, sabrán también cuando iniciar la retirada y dejarle espacio a su compañero de hogar, la clave para convivir en paz. Siempre será más sencillo que aprendan a “leer” qué le pasa al otro si conviven desde jóvenes, pero ya se sabe, ¡Nunca es tarde para aprender! 

A  continuación, te ofrecemos algunos consejos para que, si te decides, sea más sencilla la llegada de un nuevo perro o gato a tu manada.

La edad de tu perro o gato importa.

Se ha comprobado que es mucho más sencillo que se acepten cuando son cachorros, aprenden a socializar juntos y sienten desde un principio que forman parte de la familia, como el perro es un animal sociable por naturaleza que convive en manada, aceptará fácilmente a ese pequeño gatete y tu michu seguramente se convierta un poco en gatoperro. Si ambos son adultos, puede que el proceso sea algo más dificultoso, pero ya sabes, en esta vida, no hay nada imposible. Eso sí, si tu perro o gato tienden a tener una actitud muy negativa en presencia de otro animal, es decir, si notas que tu perrete tiene la mirada de Hannibal Lecter ante el aroma felino, o si tu lindo gatito se convierte en una pantera ante una presencia perruna....mejor consulta a un especialista en comportamiento animal antes de dar el paso, pues se puede hacer muy cuesta arriba.

La primera impresión, cuenta.

La presentación entre ambos es importante y, como difícilmente van a ser los mejores colegas a primera vista, ante la duda mejor que tu perrete esté atado y el minino tenga la opción de alejarse y trepar a algún lugar alto para sentirse a salvo. Si en la primera cita se huelen, habrá sido todo un éxito, presentación completada. Y si gruñen o se rehúyen, ¡mantén la calma! Que el instinto para algo está...

¡Deja que se organicen! 

Sabemos que los perros establecen su sociedad como una manada, con una jerarquía. Los gatos en cambio son animales solitarios, defensores de su territorio... Ellos solos establecerán unas normas, así que olvídate de regañar actitudes que te parezcan negativas o de intervenir constantemente, la naturaleza es sabia y debe seguir su curso. En lugar de esto, prueba a reforzar los comportamientos positivos: prémiales con una caricia, diles lo bien que lo han hecho o  regálales una golosina cuando estén relajados y tranquilos y, según aprendan a tolerarse, intenta que jueguen y aprendan trucos juntos.

Juntos, pero no revueltos.

No es ningún secreto que toda buena convivencia necesita respeto y perros y gatos son animales depredadores, así que asegúrate de que cada mascota tenga un espacio distinto para comer su pienso KOME favorito, es fácil que se inicie un conflicto si uno mete la zarpa en el menú del otro. Con el tiempo....se verá, quizá acaben compartiendo mesa, pero no plato. Y, aunque pueda parecer una solución a corto plazo, olvídate de dividir tu hogar en zona gatuna y perruna, pues, si lo haces, llegará el momento en que no tolerarán ni cruzarse

En casa, juguetes para todos.

Ten en cuenta que su naturaleza es y será siempre distinta, tu gato es un depredador nato, ofrécele juguetes que canalicen su instinto de caza. Por su parte, el perro ve en el juguete algo que le pertenece; así que la mejor forma de que los celos no acaben en bronca, es que ambos tengan sus propios juguetes con los que entretenerse.


Y como en toda receta para un hogar feliz, échale siempre paciencia, educa en positivo, pide ayuda cuando creas necesitarla y dales tiempo...Si el arca de Noé llegó a buen puerto... ¡tú también puedes hacerlo!

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